miércoles, 10 de septiembre de 2025

Ni es un caza, ni es de hace un siglo, ni es objetivo (me temo)



 

Estaba yo tranquilamente sentado en el sillón con ganas de hacer la más absolutamente nada, buscando algo que me aguijonease para sacarme de la más profunda apatía en la que me encontraba sumido, y me ha dado por mirar las noticias sugeridas por Google, esas que suelen ser cebos al más puro estilo click-bait en lugar de noticias serias, y lo que he encontrado no me ha defraudado, como suelen decir en sus titulares.

 Se tratra de una noticia acerca de la vuelta a la tecnología de hace cien años en los aviones de caza, en The Objetive. Pero, como dice el título, ni es tecnología de hace cien años, ni son cazas, ni son objetivos.

 Podría dejar la burrada aquí, y dejar al lector como ejercicio para casa, pues es trivial, como decían en mi escuela, el comprobar esto tirando de Google, o de ChatGPT si somos máss vagos. Pero como la idea primigenia del blog no es sólo señalar la burrada, educar un poco sobre cultura aeronáutica, ahí vamos.

 Un avión de caza es un tipo de aeronave militar diseñada principalmente para combatir a otras aeronaves enemigas en el aire, aunque ésta ha evolucionado con los más modernos aparatos multi-misión y realizan otras labores como ataque a tierra, reconocimiento o defensa aérea.

El avión mostrado en portada es un entrenador, que sirve para entrenar a los pilotos.

Según avanzamos en laa noticia, nos encontramos con otros dos aparatos. Uno de ellos es un avión agrícola convertido a avión de guerra. En este caso es una aeronave ligera de ataque a tierra, diseñada para operar en espacios aéreos en los que se controla la superioridad aérea, de especial interés en la lucha antiguerrilla y cárteles de drogas. Normalmente se suelen denominar como COIN, o aviones contra-insurgencia, aunque la miniaturización de la electrónica les ha dotado en los últimos tiempos de otras capacidades como las de ISR. El otro aparato, nuevamente, se trata de un avión de entrenamiento, en concreto del Ejército del Aire.


 El artículo sigue hablando de la idoneidad de esta anticuada solución por su bajo coste. Y ahí vamos a desmontar la siguiente burrada. Una, es que los aparatos que montan hélice no son de hace un siglo. De hace un siglo, o más, hubiera sido si hubiera llevado un motor rotativo a lo Gnome-Rhône. Pero estos motores son turbohélices, que funcionan básicamente igual que los "motores modernos a reacción de este siglo", con una turbina y su ciclo termodinámico Brayton. Básicamente, un compresor asipira aire, que lo mete en una cámara de combustión, que le da mucha energía y lo expulsa a través de una o varias turbinas, que a su vez mueven el compresor, y pueden mover un ventilador, o una hélice.


 

El emplear un turborreactor puro (se mueve sólo con los gases de escape), un turbofan de alto o bajo índice de derivación  o un turbohélice tan solo depende de a qué velocidad se pretenda volar, puesto que cada uno de ellos —a pesar de tener todos la misma arquitectura básica— es más eficiente en un rango de velocidades.

¡Verás que cara van a poner en el Objetivo cuando descubran que los motores más modernos, los más futuristas, los que se espera que monten los aviones del futuro tienen esta pinta! 


 

Ya solo me queda aconsejaros que apliquéis a vuestra relación con las noticias y publicaciones en las redes sociales el principio de confianza cero (en inglés, Zero Trust), que aunque viene del mundo de la ciberseguridad, parte de la idea de que no se debe confiar automáticamente en ningún usuario, dispositivo o sistema, ya sea dentro o fuera de la red de una organización, es aplicable para evitar que nos metan bulos y burradas: no confiéis en nada de lo que se publique, por mucho que sea de vuestro medio favorito o diga lo que exactamente pensáis vosotros y verificad de forma continua y por defecto.